La idea para cada relato parte de la literalidad de la canción, a la que se la desvincula de su tradicional sentido. La narración transcurre así por lugares distintos a los siempre figurados al escucharla, constituyéndose cada relato en un ejercicio cuyo objetivo es atribuir una nueva historia a la letra, someter al significante a un nuevo significado.

Se imagina así para cada canción una historia fabricada con retazos de su letra, a veces tomándola casi por completo, otras hilvanando solo unas frases con frágiles hilos, siempre con la pretensión de ofrecer una interpretación distinta a lo que se canta, pero acorde a lo que título y letra puedan sugerir a razones divergentes, con la sana y pretenciosa intención de que cautiven, fascinen, deleiten o simplemente agraden.